¿Por qué los mexicanos insisten en llamar a sus hijos con los mismos 5 nombres de siempre?

Voy a decirlo sin rodeos: los nombres en México son la definición de la mediocridad. ¿Cuántos “José”, “Juan”, “Luis”, “Carlos” o “Miguel” conoces? Y ni hablemos de las mujeres: “María”, “Fernanda”, “Guadalupe”, “Alejandra”, “Sofía”. ¿De verdad creen que ponerle a su hijo el mismo nombre que tienen medio millón de personas más lo hace especial?

Es como si hubiera un manual oficial de nombres para mexicanos donde la creatividad está completamente prohibida. En otros países, la gente elige nombres con estilo, con carácter, con un toque de originalidad. Aquí, en cambio, seguimos atrapados en la monotonía de nombres que parecen sacados de una lista de asistencia de primaria de hace 50 años.

Y lo peor es que ni siquiera es una cuestión de tradición o cultura. No, es pura pereza mental. ¿Qué pasa con elegir un nombre único, algo que haga destacar a tu hijo en lugar de condenarlo a ser el enésimo “José Antonio” en la oficina dentro de 30 años? Ah, pero eso sí, cuando intentan ser creativos terminan con horrores como “Brayan”, “Kimberly”, “Jonathan” o cualquier otra atrocidad sacada de una mala traducción.

Honestamente, si vas a traer un hijo al mundo, al menos ten la decencia de ponerle un nombre que no haga que se sienta como un NPC en su propia vida. ¿Es mucho pedir?